Sin un beso el brío me persuade,
me baño en esquemas de lo pueril,
ante cenizas de un testamento manchado
por un pasado tormentoso.
Llego a saber que aquel que yo un día fui
me espera,
el espejo conviene y ante una tortura
me insitan en desaparecer,
que he usurpado su puesto por ser,
y al igual que el Amor, ciego por un rosa,
por culpa de la Locura, quien
ofrece sus servicios para guiarme
en son de disculpa.
Con un beso...
Ni por un beso daré la agonía
de esperar,
aun cuando tu palabra me de tu
acierto,
si por personas como Ella desconfío;
¡y si quered echarle la culpa,
pues te tengo una larga lista que revisar!
Si he de esperar,
será cuando el tiempo
sea más acomodable a uno;
que escuche nuestras necesidades,
que hoy quiero apresurarlo...
Esperaré
cuando el tiempo valga
más que oro y dinero,
¡cuando los segundos valgan
y sean besos!,
y que del tiempo de ti provengan
de lo eterno...
de lo eterno que no sé
do está y cuestiono.
De lo eterno que hoy va y persigo...
Con un beso...
La Locura pide la redención,
"¡perdóname, Amor! que la rosa no la vi..."
y cuando el Amor perdone,
con un beso
en lo inmediato el cólera se sosiegará,
el lazarillo del amor será la cordura,
- por consiguiente el mío también -
y con un abrazo, amor...
con un abrazo no moriré de hambre,
y con un beso de sed.
Y si por lo más corriente que he de escribirte
sea lo último:
todo con un beso se me quita...
La frase del día
domingo, 7 de noviembre de 2010
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